Empezar en el ciclismo puede ser una aventura emocionante. Ves a la gente por la carretera, pedaleando con determinación, luciendo maillots de colores que parecen de superhéroes. Y tú, con tu bici prestada o recién comprada que quizás no te costó un riñón, te preguntas: «¿Qué demonios necesito para no parecer un turista desubicado o, peor aún, para no terminar tirado en la cuneta con una cadena rota y una sonrisa de idiota?».
Seamos sinceros, el mundo del ciclismo está plagado de accesorios. Cada marca parece tener una solución mágica para un problema que ni siquiera sabías que tenías. Te venden luces que hablan con tu GPS, sillines que te masajean la próstata en movimiento y cascos que te predicen el tiempo. Todo muy bonito, pero la mayoría de las veces, innecesario, especialmente cuando estás dando tus primeros pedales.
Mi experiencia, que ya empieza a pesar más que un triple plato en una cuesta del 5%, me dice que hay una serie de elementos que sí marcan la diferencia entre disfrutar del paseo y acabar maldiciendo el día que se te ocurrió ponerte un culotte. Olvídate de las luces estroboscópicas de discoteca o de los botellines de titanio que cuestan más que tu primera bicicleta. Vamos a centrarnos en lo esencial, en lo que realmente te sacará de un apuro o te hará sentir un poco menos vulnerable.
El casco: Tu cráneo te lo agradecerá (probablemente)
Este es el primero y el más obvio. No hay debate posible. Si vas a pedalear, aunque sea a la velocidad de un caracol con sobrepeso por un llano, ponte un casco. Y no, ese casco de skater que tienes en el garaje, aunque te dé un aire «alternativo», no es la mejor opción. Los cascos de ciclismo están diseñados específicamente para absorber los impactos de una caída típica de bicicleta.
¿Por dónde empezar? Busca uno que te quede bien. No te dejes llevar por las marcas caras o las ventilaciones aerodinámicas que parecen de nave espacial. Un casco bien ajustado, que no se mueva cuando sacudes la cabeza con furia, es más importante que su peso pluma o su diseño «racing». Hay opciones decentes por menos de 50 euros que cumplen su función perfectamente. Busca los que tengan certificación europea (CE EN 1078). Si después de un golpe te salvas de una buena, créeme, te acordarás de este consejo y quizás hasta me des las gracias.
Las luces: Para que te vean (y para que no te atropellen)
Aquí es donde muchos principiantes patinan. Piensan que con la luz del día basta. Error. El amanecer, el atardecer, un día nublado, un túnel… son momentos en los que tu visibilidad se reduce drásticamente. Y la visibilidad es tu mejor amiga. No se trata solo de ver el camino, sino de que los demás te vean a ti. Los conductores de coches y motos, por desgracia, tienen esa capacidad casi sobrenatural de «no verte» cuando les conviene.
Necesitas dos tipos de luces:
* **Luz delantera (blanca):** Al menos una luz frontal potente. No tiene que ser una linterna de minero, pero sí algo que ilumine lo suficiente para que veas el camino por delante en condiciones de poca luz y, sobre todo, para que los demás te identifiquen como un ciclista. Una luz intermitente blanca también puede servir para hacerte más visible durante el día, aunque seamos honestos, a veces parece que los coches están intentando cazar a la luz más molesta.
* **Luz trasera (roja):** Imprescindible. Una luz trasera roja, preferiblemente intermitente, es tu salvavidas. Te hace visible para los que vienen detrás. Hay algunas que parecen pequeñas discotecas, pero una simple intermitencia firme y visible es suficiente.
Y por favor, ¡recuérdate de cargarlas o de tener pilas! Una luz apagada es peor que no llevar nada, porque te da una falsa sensación de seguridad.
La ropa adecuada: Más allá del look «pro»
Aquí es donde la gente se infla a gastar dinero en licra ajustada que parece más un segundo apéndice que ropa. Si bien es cierto que la ropa técnica mejora la comodidad, no necesitas un armario entero para empezar.
* **El culotte con badana:** Este es el accesorio que cambiará tu vida (o al menos tu trasero). Una buena badana (el acolchado en la zona de los glúteos) te permitirá pasar más de una hora sobre el sillín sin sentir que te han pasado por encima un rodillo. Hay opciones de diferentes precios. No necesitas el más caro, pero tampoco el más barato que parece una esponja de cocina. Busca uno con buenas críticas y que, sobre todo, te resulte cómodo. A veces, un culotte de marca blanca decente te servirá perfectamente para empezar. Y sí, se lleva sin ropa interior. No, no es incómodo. Te acostumbrarás.
* **Maillot técnico:** Un maillot de ciclismo, aunque no sea el último modelo de tu ciclista favorito, es transpirable y te ayuda a gestionar el sudor. Te mantiene más seco y cómodo que una camiseta de algodón que se empapa y te deja helado en cuanto baja la temperatura o el ritmo. Busca uno con bolsillos traseros para llevar lo básico.
* **Guantes:** Unos guantes sencillos de ciclismo te ayudarán a tener mejor agarre en el manillar, a absorber vibraciones y, si te caes, a proteger tus manos de abrasiones dolorosas. No te obsesiones con los que tienen protecciones rígidas si solo vas a rodar por asfalto.
Las herramientas básicas: Para no quedarte tirado
Este es el punto donde la mayoría de los principiantes se sienten perdidos. ¿Herramientas? ¿Para qué? Pues para no tener que llamar a un amigo con furgoneta o a un taxi, suplicando que te recojan.
* **Multiherramienta:** Una pequeña multiherramienta con las llaves Allen más comunes (3, 4, 5, 6 mm) y quizás un destornillador plano y de estrella es un salvavidas. Con ella podrás ajustar algo que se haya aflojado o, en el mejor de los casos, arreglar un pinchazo sencillo.
* **Cámara de repuesto y desmontables:** El pinchazo es el pan de cada día del ciclista. Aprender a cambiar una cámara es fundamental. Necesitarás al menos una cámara de repuesto compatible con tus ruedas y un juego de desmontables (palancas de plástico, preferiblemente) para sacar el neumático de la llanta. Un pequeño kit de parches también puede sacarte de un apuro si la cámara está bien, pero tienes un agujero.
* **Mini-bomba o cartuchos de CO2:** Para inflar la rueda después de cambiar la cámara. Las mini-bombas son prácticas y no pesan mucho. Los cartuchos de CO2 son más rápidos pero tienen un solo uso. Empieza con una bomba, que es más económica y te enseña a tener paciencia.
**Consejo no solicitado:** Busca tutoriales en YouTube. Ver cómo se cambia una cámara es mucho más efectivo que leerlo en un manual. Practica en casa antes de salir. Nadie quiere aprender a hacerlo por primera vez en medio de la nada con el sol cayendo a plomo.
El bidón de agua y portabidones: Hidratación, la gran olvidada
No subestimes la importancia de beber. Ir deshidratado es una receta para el desastre: fatiga, mareos, dolores de cabeza… Y sí, la cantimplora del senderismo no es la mejor opción.
* **Bidón de ciclismo:** Un bidón de plástico específico para ciclismo, con boquilla fácil de usar, es lo ideal. Se adaptan a la mayoría de los portabidones y son fáciles de manejar mientras pedaleas.
* **Portabidón:** Un simple portabidón de plástico o metal que se atornilla al cuadro de tu bicicleta. Parece obvio, pero algunos cuadros vienen sin ellos. Asegúrate de que el bidón encaje bien y no salga volando al primer bache.
¿Y cuánta agua? Depende de la ruta, el calor y tu sudoración. Pero ten siempre uno lleno. Si haces rutas largas, considera llevar dos o aprender dónde puedes rellenar.
Gafas de ciclismo: Los ojos también son importantes
Parece un accesorio más estético, pero unas gafas de ciclismo son una barrera esencial contra:
* **El sol:** Reducen la fatiga visual y mejoran la visibilidad en condiciones de luz brillante.
* **El viento:** Evitan que los ojos se sequen, lo que puede ser molesto e incluso peligroso.
* **Insectos y suciedad:** Nadie quiere un mosquito o una mota de polvo en el ojo a 100 metros de tu destino. Los efectos pueden ser desde una molestia hasta una pérdida temporal de visión.
No necesitas unas gafas fotocromáticas de la NASA. Unas gafas con lentes transparentes o ligeramente tintadas, que cubran bien tus ojos, son suficientes para empezar.
Otras consideraciones (para no ser un completo novato)
Una vez que tengas lo básico cubierto, hay un par de cosas más que te harán la vida más fácil y te integrarán un poco mejor en el mundillo:
* **Cuenta kilómetros (ciclocomputador) o un GPS:** Si bien puedes usar tu móvil, un dispositivo dedicado te da lecturas más precisas, dura más la batería y no te expone a que te entre una llamada mientras desciendes un puerto de montaña. Para empezar, uno sencillo que mida velocidad, distancia y tiempo es más que suficiente.
* **Bombona de aire comprimido (opcional):** Si los cartuchos de CO2 te parecen complicados, pero quieres una solución rápida para inflar, una bombona de aire comprimido es una alternativa. Son pequeñas y vienen con su adaptador.
* **Una mochila pequeña o bolsa de sillín:** Para llevar las herramientas, la cámara, algo de comida y, si acaso, una chaqueta fina. Una mochila de hidratación también es una opción si vas a hacer rutas largas.
Lo que puedes dejar para más adelante (o nunca)
Ahora, hablemos de lo que no necesitas urgentemente. El marketing ciclista es muy agresivo y te venderá el último «gadget» como si fuera a revolucionar tu forma de pedalear.
* **Ropa de marca cara:** A menos que vayas a competir o a ganar un concurso de elegancia, tu ropa de marca blanca de buena calidad hará el mismo trabajo.
* **Luces futuristas:** Esas luces que se sincronizan con tu móvil y te advierten de coches que se aproximan son geniales, pero una buena luz trasera bien colocada te salvará la vida antes que cualquier app.
* **Sillines ergonómicos de carbono:** Un sillín que te resulte cómodo y una buena badana en tu culotte son la combinación ganadora. El material del sillín es secundario al principio.
* **Rodillos de entrenamiento de alta gama:** Si tu idea es pedalear al aire libre, no necesitas gastar una fortuna en un rodillo inteligente para entrenar en casa… todavía.
### Conclusión: La simplicidad es la clave del éxito (y del bolsillo)
Empezar en el ciclismo no debería requerir una hipoteca ni un máster en ingeniería ciclista. Con estos accesorios básicos, estarás cubierto para la mayoría de las situaciones que te encontrarás al principio. Te permitirán disfrutar de tus salidas, sentirte más seguro y, sobre todo, evitar esas situaciones incómodas de estar tirado en medio de la nada preguntándote por qué no te llevaste esa multiherramienta que tantos te recomendaron.
Recuerda, el mejor accesorio es tener sentido común. Sé visible, protégete, sé autosuficiente en lo básico y, sobre todo, disfruta del viaje. El resto del material vendrá con el tiempo, a medida que tus necesidades y tu cartera evolucionen. Ahora, deja de leer y vete a rodar. Pero no sin antes revisar que tus luces funcionen.






